Tras el excelente “Herrera el viejo”, publicado por Ediciones en Danza, el autor propone una nueva obra combinando prosa y poesía con singular naturalidad. El libro concluye con tres textos de Emily Dickinson vinculados a la naturaleza del trabajo en versiones del propio Herrera. “En un principio pensé en titular estas páginas “el oro de la edad”, invirtiendo el sintagma nominativo martiano que define a la niñez como “la edad de oro”; pero al final opté por algo menos conceptual, por algo que aludiera al aire libre que me circundaba mientras las escribía, que incluso evocara una pintura admirable.... De hecho, mi percepción poética del mundo se produjo en la infancia, en el entorno natural del valle de Traslasierra, durante los veranos pasados en la casa de mis abuelos maternos, inmigrantes españoles ambos que conservaron la tonada de su tierra natal hasta el fin de sus días, fenómeno que abrió mis oídos a la vivacidad originaria de la lengua....” |