Como demuestra este libro, desde La Galatea al Persiles, pasando por las Novelas ejemplares, la poesía y el teatro, Cervantes convirtió las virtudes morales en literarias, pero fue en El Quijote donde hizo que la discreción y la prudencia fueran indispensables en el arte de novelar. Con ellas puso en solfa los fundamentos de la moral secular adaptada a las circunstancias, probando hasta qué punto no solo eran esenciales en la invención de sus singulares protagonistas, sino que ambas eran patrimonio del discreto autor y de los lectores, que aprenderían un nuevo modo de ser, de hablar y hasta de leer discretamente. |