Mercantilizarlo todo para valorizar el valor –y de camino destruir la naturaleza y la sociedad: ¿puede existir una forma de funcionamiento más insensata? Y sin embargo ésa es la ley que rige el desarrollo de la economía que padecemos, y la mayoría de la gente, con dosis variables de resignación y desesperanza, todavía parece aceptarlo. No faltan razones para pensar en los decenios que tenemos por delante como el Siglo de la Gran Prueba –la mayor a la que se ha enfrentado la humanidad en sus aproximadamente doscientos mil años de existencia. Entre las herramientas que cabe echar a la mochila o la alforja, a la hora de emprender ese aventurado viaje, la poesía, el pensamiento y las artes pueden ofrecer recursos de gran interés. |