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Chu Ming Ho, magnate oriental de la higiene Ãntima femenina, tiene problemas de mujeres: una tras otra, hasta cinco terminan por abandonarlo. Lleno de resentimiento, inventará una compresa con un poder irrefrenable: el de convertir al bello sexo en una destructiva máquina erótica dominada por una pasión arrasadora y explosiva, capaz de dejar a los hombres hechos un guiñapo herido y lloroso. Solo Raimunda, la última de sus amantes, y Julio, su marido quÃmico y poeta, lograrán detener la epidemia.
Publicada en 1981, cuando Pedro Almodóvar solo habÃa dirigido Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, y descatalogada desde entonces, Fuego en las entrañas parte del folletÃn y la ficción de género y serie B para devolvernos al manchego en su vertiente más lúdica, irreverente y gamberra, y arroja un buen número de claves para leer su obra posterior: la sexualidad desprejuiciada y explÃcita, el antagonismo matrimonial o la solidaridad femenina que eclosionarÃan en pelÃculas como ¿Qué he hecho yo para merecer esto? encuentran aquà una primera expresión tan cómica como disparatada. Acompañada por las singularÃsimas ilustraciones de Javier Mariscal, rotundas y llenas de ángulos, Fuego en las entrañas es una pieza insustituible (y muy poco conocida) para comprender la carrera del cineasta español más universal de la historia, que, con su nueva pelÃcula, Los amantes pasajeros (en cuyo cartel también participó Mariscal), regresa a los terrenos que dejó atrás hace dos décadas, y que ya aquà empezaban a tomar forma.