La antigua ciudad de Madrid, ya nueve veces centenaria, entra en el año 1700 muy definida en sus dimensiones, pero esencialmente caótica y poco disciplinada en su funcionamiento interno. La antigua ciudad de Madrid, ya nueve veces centenaria, entra en el año 1700 muy definida en sus dimensiones, pero esencialmente caótica y poco disciplinada en su funcionamiento interno. La labor de la nueva dinastía reinante durante este siglo será, precisamente, dar solución a esos problemas. Se dotará a la villa de infraestructuras de diversa índole (alineación y empedramiento de calles, iluminación general; transportes públicos etc.); se regularán, más contundentemente, las relaciones, las costumbres, el comportamiento e incluso la vestimenta de los vecinos; se renovarán las viejas instituciones típicamente barrocas de carácter social, (hospitales, hospicios, etc.) y se crearán importantísimas, hasta nuestros días, nuevas instituciones de carácter cultural (reales academias, bibliotecas, instituciones científicas, etc.). A lo largo del libro irán apareciendo de manera cronológica una tras otra. |