Emilia dibuja flores sobre los recuerdos grises y habla con las sombras para convencerles de la existencia de la luz, como un gato que, cuando se hace de noche, se asoma a la venta-na buscando la Luna. Quizás cuando pases las páginas lo entenderás; cuando más perdido estás, ella te marca una X en la espalda y te susurra: «Necesitas encontrarte, las estrellas llegarán después». Emilia siente y escribe. Y cuando siente y escribe el Sol sale. Y si te fijas bien, en algún punto la Luna observa y sonríe |