La obra dibuja el marco multilingüe y pluricultural de un Estado que podríamos definir como un caleidoscopio de lenguas y culturas, enraizadas todas ellas en una misma Nación, pese a que surjan voces discrepantes que se sienten diferentes y ajenas a esa realidad histórica. La España democrática es inseparable de la heterogeneidad social y del respeto de todos y cada uno de sus ciudadanos, lo que exige el respeto también de todas y cada una de sus lenguas, empezando por el español y terminando por el catalán, el valenciano, el gallego, el euskera y los diferentes dialectos del país. Sin embargo, la realidad muestra un panorama diferente |