“Lírico puro” contiene los objetos concretos que circundan nuestra realidad en su proceso de translación y que, tras nombrarlos, nos encontramos ante la certeza de sus componentes musicales que van haciendo de cada uno de ellos la expresión de una lenguaje entre los misterios de la vida y de la muerte, despojándose, así, de toda temporalidad ante sus nuevas formaciones y sus supuestos significantes. La palabra apenas registra una recolección, pero el dilema subsiste cuando los objetos no son nada ni dentro ni fuera del poema.
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