El título del poemario es revelador de su contenido, pues, efectivamente, los poemas nos presentan una visión de un jardín desmoronado, un jardín arruinado y en sombras por donde vaga el poeta como un fantasma que busca en vano rastros de sí mismo. Desazón y desaliento es la sensación que produce esta búsqueda afanosa en medio de la nada, a través de la cual se plantean las preguntas esenciales de la vida: la identidad de yo, la existencia del otro, el sentido o sinsentido de la realidad. Emoción, ciertamente, pero no de la superficial y vana, sino de la más radical y asociada a problemas hondamente metafísicos. Este es uno de los valores del libro: el saber aunar la meditación con lo emocional. Como dijo don Miguel de Unamuno: "Siente el pensamiento, piensa el sentimiento". |