Cualquier acontecimiento, por pequeño que sea, resulta mucho más maleable de lo que parece: si lo maniobramos en abstracto descubriremos sus muchos sentidos, sus muchas y paradójicas significaciones. Julieta Pellicer juega con las palabras, con el propio concepto de la poesía y la vida para empezar de cero. Quiere un mundo sin trampas, sin más dimensión que la de los sentimientos. Y quiere, además, ponérselo difícil, remontar cuantas adversidades le salgan al paso en el proceso para así hacerse fuerte, como un muro panorámico |