Autor de varias obras de teatro con innumerables premios, Santiago Sanguinetti -el más joven de una generación de notables dramaturgos y directores uruguayos- tiene una sólida formación que incorpora, desde una perspectiva contemporánea y latinoamericana, el pensamiento de izquierda y su crítica, que atraviesa toda su obra, sin volverla erudita, didáctica o académica, por el permanente humor que las recorre pero también por el juego de contrastes y oposiciones que no toleran soluciones fáciles ni interpretaciones unívocas. Sus obras resultan así de una eficacia y una sutileza envidiables. Esta trilogía se centra en una reflexión que apela a la ironía y a la desacralización del discurso, generando situaciones y diálogos encarnados en personajes comprometidos con la realidad contemporánea en un teatro fuertemente político. Sanguinetti presenta las fisuras de las concepciones generales del hombre mostrando sus imposibilidades, sus contradicciones y sus aspectos ridículos. Pero no lo hace desde el ángulo trágico sino desde la mordacidad del grotesco Con un estilo muy libre, un lenguaje coloquial y directo que alterna reflexiones teóricas e ideológicas con permanentes juegos de ingenio, ironías, burlas y expresiones escatológicas, estas tres obras concentran la acción en cuatro personajes, frente a situaciones claves e instancias extremas, siempre en medio de un entorno hostil al que hay que destruir y que nos destruye. |