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La danza es una de las raÃces del lenguaje, y aunque lenguaje y cultura los hay dondequiera que haya hombres, no obstante hay formas particulares de danza que por su vivacidad, su profundidad, su suavidad y delicadeza, su brillantez o su ritmo, se han difundido por todo el mundo portando el nombre de sus localidades geográf icas y de sus creadores e intérpretes por todas partes. AsÃ, son conocidos el vals vienes, la samba brasileira, las danzas islámicas del vientre y de los siete velos, la danza thailandesa, los ritmos latinos y especialmente cubanos, y la danza española y danza flamenca. Aunque la reflexión filosófica sobre este arte se inicia en la antigüedad con el diálogo Sobre la danza de Luciano de Samosata, hay que esperar a Theofilo Gautier y Degas en el siglo XIX y a Isadora Duncan y a Paul Valery en los comienzos del XX para encontrar la conciencia intelectual de la danza.Pero esos ejemplos son casosaislados. Los autores de este volumen son profesores dedicados a la filosofÃa antigua, clásica y oriental, a las lenguas clásicas, semÃticas y modernas, a la filosofÃa de la cultura y del arte y a la antropologÃa cultural y filosófica. No es que no haya reflexión sobre la danza por parte de coreógrafos y bailarines, que la hay, y mucha, lo que todavÃa no hay es tradición de exponerla en los medios académicos.
Los autores de este volumen son profesores dedicados a la filosofÃa antigua, clásica y oriental, a las lenguas clásicas, semÃticas y modernas, a la filosofÃa de la cultura y del arte y a la antropologÃa cultural y filosófica.