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Curioso el destino de Vicente Huidobro: fundó el creacionismo para alejarse de la realidad y de la vida, mediante la invención de mundos autónomos puramente verbales, y terminó volviendo a ellas, estremecido y transfigurado justamente por esa realidad y por esa vida, a las que habÃa buscado desafiar. “La verdad artÃstica empieza allà donde termina la verdad de la vidaâ€, habÃa escrito en su Manifiesto de manifiestos. En cambio, ahora dice que el hombre debe construir los astros venideros “con la voz de la vida que te enciende las alasâ€. Estamos asà frente a una verdadera conversión poética, que tiene lÃmites precisos: el perÃodo que empieza con la Guerra Civil Española de 1936, atraviesa la Segunda Guerra Mundial, y culmina en los últimos dÃas del poeta. Durante este perÃodo, Huidobro se enfrenta a las varias dimensiones de la muerte: el holocausto masivo de sus semejantes, al fallecimiento de su madre, y a su propia mortalidad, al ser herido dos veces, una de ellas en la cabeza, durante su permanencia en Europa como corresponsal de guerra, entre los años 1944 y 45