El gusto en España
indumentaria y gastronomÃa en el crisol de la historia
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En el transcurso de la historia, la indumentaria, al igual que la gastronomÃa, son significativas y expresivas. En efecto, existen realmente códigos indumentarios y gastronómicos que nos hablan de las sociedades humanas y de las personas con más claridad que las propias palabras, que las proclamas polÃticas y que los discursos públicos. Y ello es asà porque estos dos elementos forman parte inevitable de la comunicación no verbal. El vestido, pues, es expresivo siempre, y dentro de cada moda tiene sus códigos, a veces muy estrictos; trasgredir un código, en un momento determinado, puede costar muy caro a una persona. En las modas indumentarias hay convenciones no escritas que jamás se transgreden. Como insinuaba Umberto Eco, existe una gramática de la indumentaria, del vestido y de la moda. Y es tan rÃgida como las reglas de ortografÃa.
Estas consideraciones sobre el lenguaje de la indumentaria son susceptibles de ser trasladadas también al lenguaje de la gastronomÃa a lo largo del tiempo; en efecto, en el pasado hubo épocas en las cuales comer mucha carne era signo de barbarie, tal como opinaban patricios romanos como Sidonio Apolinar; solo los barbaros prescindÃan del pan, del aceite y del vino para ingerir grandes cantidades de carne; y, sin embargo, siglos después, en el Sacro Imperio, cabe recordar que Guido, el duque de Spoleto, no fue elegido rey de los francos debido a sus hábitos alimenticios frugales; dicen que el obispo de Metz exclamó: «¡Un hombre que come hierbecitas no puede ser nuestro rey!».
Asà pues, si tanto el vestido como la comida constituyen dos formas de lenguaje, el análisis de la combinación de ambas nos ha definido claramente qué cambios se han producido en la sociedad española a lo largo del tiempo. Es más, incluso nos muestra la importancia de darnos cuenta de los significados que se esconden detrás de la indumentaria y la gastronomÃa a lo largo de la Historia para aprender a leer el lenguaje no verbal del presente.
Finalmente, es relevante señalar que, a diferencia de la arquitectura, la pintura o la escultura, que dejan tras de sÃ, a su paso, el producto creado, la gastronomÃa y la indumentaria raras veces dejan otra cosa que una deformada memoria de lo que fueron. Sin embargo, el vestido y los gustos en la mesa, las artes de adornar el propio cuerpo o degustar alimentos, constituyen la exteriorización de aspiraciones ideales, la concreción de deseos Ãntimos, de sentimientos, que cuando se acumulan a lo largo del tiempo muestran la evolución de la más Ãntima esencia de lo humano desde sus orÃgenes. Este libro no es pues una historia del traje ni una reseña histórica de la gastronomÃa: pretende ser tan solo una interpretación histórica del gusto.