Fuera de la ley, 4

Este es un país que huele a pólvora y donde no hay semana en la que no se produzcan atentados, atracos o choques callejeros. Se usa la dinamita y el puñal, armas caseras y porras. Hay torturas, juicios sumarísimos, pantomimas judiciales y garrote vil. En los bajos fondos, los antiguamente llamados barrios «tenebrosos», el franquismo se muestra torpe. Son ciudadelas rebeldes, pequeñas cortes de los milagros. Allí la autoridad rara vez es bien vista. El régimen, surgido de un golpe y, por lo tanto, en una «legalidad» impuesta por la fuerza de las armas, intenta ofrecer al mundo un rostro amable, que sin embargo pocos creen. Anarquistas y revolucionarios de todo tipo le hacen frente mientras los ultras se entrenan militarmente y especializan en represalias y ataques sanguinarios. Es el comienzo de la conocida como «trama negra». Surgen numerosas organizaciones armadas dispuestas al cambio violento, y «quinquis» o criminales como «El Arropiero» (nuestro mayor asesino en serie), entre muchos otros que desfilan en esta obra profusamente ilustrada, mantienen en vilo a un país demasiado habituado a la bomba y la star. Ya se vislumbran los terrores venideros, la sombra de golpistas y conspiradores. El final del camino es el asalto armado al Congreso de los Diputados y el terrorismo.