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El pensamiento unamuniano, quizá por la temprana orfandad del autor, está relacionado con el ansia de perduración, que Unamuno materializa en el arquetipo de la paternidad, pero esta no queda limitada a la faceta biológica, sino que abarca también las creaciones del espÃritu: el creador es padre también y se vierte en su obra. El protagonista de Amor y PedagogÃa perdura en su hijo y, en Abel Sánchez, el atormentado JoaquÃn Monegro quiere vengarse de Abel alejándolo de su hijo. En La TÃa Tula hallamos uno de los tipos femeninos más complejos de su obra narrativa, ya que pervive como representación arquetÃpica del padre y de la madre. En esta y en otras obras del autor, los padres frustrados, los personajes en crisis y sin perspectiva de proyección vuelven a la actitud infantil y buscan en la mujer a la madre.