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Unamuno escribió teatro durante toda su vida. Desde La esfinge (1898) hasta la adaptación de Medea (1933), se cuentan doce obras, aunque se conservan muchas más de forma fragmentaria. Para esta edición se han tenido en cuenta sólo las obras que están completas. Sus dramas pertenecen a ese grupo de textos que alcanzaron gran difusión por la lectura, pero fueron rechazados por las tablas. Obras como El pasado que vuelve o La difunta, compuestas en 1910, no se publicaron hasta 1959, y el drama Soledad, ni siquiera llegó a publicarse. Unamuno siempre intuyó la importancia de los gustos del público y su influencia en la acogida de las obras, pero no pudo valorar su respuesta inmediatamente. Cultivó un “teatro de ideasâ€, descarnado y “poco teatralâ€, que rechazaba el elemento escenográfico, porque realzaba el espectáculo sobre el texto, lo que explica su difÃcil acceso a las tablas y la escasa difusión de su obra dramática.