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El poeta escribe una carta larga a MarÃa, con la distancia que permite la confesión pausada, en la que cuenta que pese a lo que suceda, nunca dejamos de aprender. En esta carta o canto, el tiempo cruza la realidad frente al poder y la ambición, nos muestra la fragilidad de la persona sensible -una felicidad pobre, se nos dice-, pero también su fortaleza frente a la existencia y esa capacidad de reconocer el mundo con sus luces y sombras.
El poemario se divide en ocho cantos en torno a la pregunta: ¿por qué estamos aquÃ? Tal vez no haya una respuesta única, pero se nos asegura que no hay que tener miedo porque todos estamos unidos por una misma raÃz y compartimos un mismo fruto luminosos.
Es, en definitiva, un libro que reivindida la vida a cada instante.