Emergiendo de eclipse
Lomba Serrano, Concepción
Prensas Universitarias de Zaragoza, 2023
(Colección Paraninfo)
98 p. 19x13 cm.
9788413406404

Consultar disponibilidad en

En 1804 Francisco de Goya finalizaba el espléndido Retrato de Tomasa de Palafox, marquesa de Villafranca y duquesa de Medina Sidonia, pintando a su esposo. Se trata de una célebre aristócrata, una reconocida intelectual y una pintora cuya escasa fortuna crítica contrasta con la de su retratista, debido, esencialmente, a su condición femenina. Casi setenta años después, París era testigo de un su-ceso semejante; solo que todavía más llamativo: el mismo 1872 en que Claude Monet pintaba Impresión, aquella famosa obra que sirvió para nominar al tantas veces aireado impresionismo, Berthe Morisot, otra célebre personalidad nacida en el seno de una familia cultivada y reconocida, presentaba uno de sus mejores lienzos: La cuna. Sin embargo, la recepción entre ambas obras fue notablemente distinta: mientras la primera fue ampliamente reconocida y valorada por la crítica coetánea y la historiografía artística universal hasta convertirse en un icono asentado en el imaginario colectivo, La cuna tuvo que esperar más de un siglo para que comenzara a considerarse, a pesar de que ambas pinturas fueron exhibidas en las exposiciones organizadas por los impresionistas en París, en las que, por cierto, Morisot participó desde sus inicios