Sirvienta, empleada, trabajadora de hogar
Dios Fernández, Eider de
Universidad de Málaga, 2018
(Atenea ; 96)
477 p. 21x14 cm.
9788417449001

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Durante la II República se dieron mejoras legales en el servicio doméstico. A pesar de que dichas reformas disfrutaron de una corta vida, sindicatos como la CNT y la UGT prestaron atención a las trabajadoras del servicio doméstico, crearon secciones específicas para ellas y llevaron a cabo varias movilizaciones. Las movilizaciones más significativas tuvieron lugar en Andalucía y, cuando concluyó la Guerra Civil, estas mujeres sufrieron la represión del régimen franquista. Las “chachas sindicalistas” eran el mejor ejemplo del desorden social y, por ello, el régimen quería establecer un tipo de servicio doméstico que consideraban tradicional: una especie de semiadopción en régimen de internado. Al servicio doméstico se le excluyó de toda normativa legal. Había dejado de ser un trabajo, se trataba de un acto de buena voluntad ejercido por ambas partes: una familia humilde depositaba a su joven hija al servicio de otra familia de posición desahogada y esta debía brindar a la muchacha, aparte de la manutención, ciertos conocimientos. Sin embargo, el servicio doméstico durante el primer franquismo no sólo funcionó como una estrategia de supervivencia para las clases populares vinculadas con los/las perdedores/as de la guerra, también era un medio de reeducación de estas clases sociales