Prou catastrofismes lingüístics

Todo el mundo no deja de anunciar la desaparición inminente de la lengua catalana, en un clima desesperado y apocalíptico, a menudo apoyado en cifras inexactas y mal interpretadas. Todo ello ha provocado un clima de desánimo y amargura, fatalidad y sentimiento de indefensión que no contribuye a resolver nada. El catalán tiene retos serios y graves -el catalán entre los jóvenes, el audiovisual, la justicia, etc.-, pero deben encararse con estrategia, inteligencia, presupuesto y apoyo legal. No podemos depender exclusivamente de las voluntades individuales de hablar en catalán en todas partes. Hay que desmontar los tópicos funestos sobre el futuro del catalán, tener una idea clara de cómo cuál es la composición de la sociedad catalana, conocer las actitudes y hábitos lingüísticos de los castellanohablantes, a menudo los grandes olvidados del debate, tener presente todos los frentes en los que se se ha avanzado en los últimos cuarenta años y los puntos fuertes actuales, para seguir avanzando en la difusión de la lengua, con realismo y audacia.