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Si bien la crónica narrativa, o crónica literaria, o simplemente crónica, no es un género nuevo, en los últimos años experimentó una suerte de “boom†que hizo que aparecieran revistas dedicadas al tema, que se editaran libros de crónicas y que el mundillo periodÃstico empezara a abrazar la posibilidad de ser “cronista†como una suerte de iluminación.
Lo cierto es que solo se trata de contar historias reales. Pero, debemos admitir, el “sólo se trata†es una vara muy alta. Dice Leila Guerreiro, una de las grandes cronistas actuales, que no cree en “crónicas que no tengan fe en lo que son: una forma de arteâ€. Y esa es la vara.
Este libro recorre la historia de este género de contadores de historias desde tiempos remotos, y se detiene, con mayor énfasis, en los cronistas argentinos del siglo anterior y algunos de los que hoy deslumbran con sus trabajos. En un intento por describir cómo se contaron y se cuentan estas historias, que hace 50 años eran “mero periodismo†y hoy merecen “el arduo honor de la tipografÃa†parafraseando a Borges.
Sin negar la presencia de grandes cronistas en todo el continente, este trabajo se detiene en periodistas argentinos como Roberto Arlt, Rodolfo Walsh y Tomás Eloy MartÃnez que marcaron un camino -sin estruendos, sin consignas, solo con la prepotencia del trabajo- a toda una generación de narradores. Una breve antologÃa de los más destacados cronistas de la actualidad y el análisis de sus trabajos, completan un recorrido didáctico de gran utilidad para quienes aspiran a contar historias reales que terminan siendo, “mejor que ficción†al decir de un estudioso del género.
