Disponible bajo pedido
Como cantaba Germán Coppini cuando yo era niño, corren malos tiempos para la danza.
Sin embargo, algunos de nosotros todavÃa conservamos a Chaikovski entre nuestras más cándidas, infantiles e inconfesables aficiones. Cuando el Ballet de Kiev pasa por nuestras frÃas capitales de provincias nos ponemos nostálgicos y acudimos a ver El lago de los cisnes y Giselle por enésima vez. Salimos tristones y solitarios a la calle, enamoriscados de la bailarina más guapa. Siempre es vÃspera de Navidad, compramos castañas a una viejecita en la acera y Valladolid nos parece San Petersburgo en 1910.
Pero todo esto es muy extraño porque, que yo recuerde, el Ballet de Kiev nunca pasó por Valladolid cuando yo era niño. ¿El Ballet de Kiev en Valladolid en los ochenta? ¡Vamos! ¡Ni de coña!
Como decÃa, corren malos tiempos para la danza.