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Dos de las principales caracterÃsticas inherentes del ser humano podrÃan ser la capacidad de proporcionar cuidados a otros y la comunicación. Desde los propios orÃgenes de los seres humanos, esas dos caracterÃsticas han estado presentes y han ido evolucionando hasta nuestros dÃas, de forma que en un futuro continuarán haciéndolo y encontrando nuevas formas para ambos aspectos. Cuidar de otros, entendido como una cualidad humana, un arte o profesión si lo llevamos al ámbito profesional, o bien un sentimiento que parte desde lo más profundo de la sensibilidad de las personas, es una acción que se ha ido esculpiendo a lo largo de la historia de la humanidad. Y parejo a ello, la comunicación ha sufrido una evolución igualmente espectacular a lo largo de los siglos en todas sus facetas y campos. En los primeros momentos, cuidar de otros se entendÃa como algo que habÃa que hacer y ofrecer hacia los demás como condición inherente al propio ser. Posteriormente, con el desarrollo de las primeras sociedades y civilizaciones, esos cuidados, además de encontrarse en el ámbito privado o familiar, se fue desarrollando hacia un concepto más amplio y dispensado en espacios dedicados para ello y bajo determinadas personas que ostentaban ciertos poderes o sensibilidades especiales. Al mismo tiempo, la comunicación habÃa pasado desde las fases más rudimentarias, pero a la vez complejas, de transmisión de la información y conocimiento mediante sonidos, sÃmbolos y grafismos primitivos, hasta alcanzar lenguajes elaborados hablados y escritos y la distribución del mismo a través de estos medios y la sofisticación de todo lo anteriormente descrito. Al abandonar ese concepto mágico de los cuidados, las sociedades más avanzadas comenzaron a aplicar la sabidurÃa y conocimiento del que se disponÃa, junto con los recursos locales, para proceder a la aplicación de esos cuidados, junto con una serie de aplicaciones de salud pública y códigos o normas para evitar la aparición de plagas y epidemias