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No fue necesario verificar de hecho lo que surgiría de pleno derecho en los comicios chilenos de 1970, a saber: que el triunfo de la Unidad Popular supondría la destrucción de los valores tradicionales de esta sociedad (en orden a la democracia, la soberanía la seguridad, la cultura, el derecho, y la economía). Ya fuera porque el tipo de marxismo que se impusiera fuera el stalinista del modelo ortodoxo soviético, llamado de la "vía pacífica", el castro-comunista cubano de la "vía armada", o el revisionista de la imaginaria "vía chilena", siempre sería marxismo.leninismo. Y éste, por definicion y por naturaleza, es enemigo jurado de aquellos valores. A lo sumo, como explicaba Joan Garcés, la diferencia estaba en el "tipo de violencia" que se avecinaría. También, por eso mismo, dijimos que ésta sería una crónica sin suspenso, la "crónica de una muerta anunciada".

