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Javier López-Galiacho recrea con solvente imaginación la relación de un Galdós anciano y ciego con el actor Pepe López Alonso, bisabuelo del autor, que hace las veces de lector para el novelista, afectado por una grave queratitis. En el marco escenográfico de su último domicilio madrileño se desarrolla esta interesante conversación, un dÃa de enero de 1919, en la que se van desgranando las ideas polÃticas y literarias del escritor canario, su evolución novelÃstica o sus incursiones en el campo teatral, tanto las que le darán enorme satisfacción como las que supusieron un fracaso rotundo, tal era la polaridad del arte de TalÃa en las primeras décadas de nuestro pasado siglo.
Todo el mundo teatral de su época, las diferentes compañÃas que destacaban en nuestro paÃs por entonces, los estrenos y teatros, las primeras actrices como MarÃa Guerrero o Margarita Xirgu, a cuya compañÃa perteneció Pepe López Alonso, desfilan en la prolija evocación dialogal de los dos personajes. El discurso de ambos interlocutores está cuajado de chascarrillos castizos y jugosas anécdotas que Javier López-Galiacho va engarzando con soltura, todo ello con un estilo de época muy verosÃmil y logrado, hasta el punto que se funden y confunden las frases reales del canario con las que reinventa la hábil pluma del autor.
El mérito más importante de esta pieza profundamente galdosiana es de naturaleza didáctica, puesto que de una forma amena se pasa revista a la vida y a la obra del autor de Fortunata y Jacinta, analizando con detenimiento sus aportaciones a la literatura dramática.