Disponible bajo pedido
El orgasmo puede ser parte del vacĂo – un tĂtulo tan estridente, y tan poco edificante, al decir de un buen amigo, no creo yo que sea para tanto- empezĂł a nacer cuando Donald Trump, con gran sorpresa mĂa, aunque ya me he ido acostumbrando, que no han faltado discĂpulos (y discĂpulas), llevaba un tiempo en la Casa Blanca. Avanzaba despacio –el libro, me refiero-, y yo empecĂ© a descubrir que el libro se lamentada de demasiadas cosas, entre otras, de todas esas revoluciones –a lo mejor es que no eran tales- que se habĂan ido desactivando. Vamos, que ponĂa un pie en este mundo nuestro dolorido, como si no hubiera habido tiempos peores. A mĂ, que soy optimista por naturaleza, más incluso de lo razonable, eso me acabĂł pareciendo una cierta salida de madre, pero no supe corregirme, recalcitrante que soy, recalcitrante... Me justifiquĂ© diciĂ©ndome que a estas alturas, uno tiene todo el derecho –y más con su poesĂa- a decir lo que le parezca, por inĂştil que sea. Sobre todo si es verdadero. Y me sentĂ más tranquilo. “No creas que te redime el usar, entre los poemas, algunas canciones de niños”, volviĂł a reprocharme mi amigo. No sĂ©, la verdad, quĂ© opinar al respecto. El caso es que los versos se fueron sumando y llegĂł el momento en que dejĂ© de tener el control, cosa que pasa a menudo –al menos, a mĂ- cuando se entra en la fiebre de la poesĂa y de los enfados. BusquĂ© algunos lenitivos, todo hay que decirlo, pues soy de la opiniĂłn (ya advertĂ de mi optimismo) de que, si hemos llegado hasta aquĂ sin dejar de sernos, todavĂa queda camino. Ustedes dirán.
Solo me queda desearles buenos dĂas, y un mejor esperado futuro.