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Julius Evola mostró esa especial y añadida dosis de ‘sensibilidad’ y de poder de interpretación que le posibilitaron el no estancarse en una visión rÃgida de los diferen-tes textos Sapienciales y Sagrados del mundo de la Tradición cuando éstos nos hablan de la doctrina de Las Cuatro Edades, pues el proceso de decadencia que ésta nos expone no es irreversible ni está impregnado de un fatalismo contra el que nada pueda oponer el Hombre.
El maestro italiano le dio una especial relevancia a la idea de que la involución podÃa ser frenada e incluso eliminada antes de que aconteciera el final de un ciclo cósmico; esto es, antes del ocaso del Kali-yuga. Y sostuvo firme y ocurrentemente esta idea porque creÃa en la libertad absoluta del Hombre. Porque creÃa que el Hombre ―asà en mayúscula―, aparte de tener la clara potestad necesaria para conseguir su total Despertar interior, también tenÃa en sus manos la posibilidad de devolver a sus escindidas y desacralizadas comunidades los atributos y la esencia que siempre fueron propios del Mundo Tradicional. Porque Evola creÃa, en definitiva, en el Hombre Superior o Absoluto, Señor de sà mismo. Igualmente creÃa que la pasividad fatalista del hombre podrÃa prolongar el fin de una etapa. Para los tiempos crepusculares Evola barajaba la posibilidad de acelerar el fin del Kali-yuga cabalgando el tigre: acelerando los procesos disolventes que se dan en estos tiempos deletéreos.