Historia del aceite del Bajo Aragón
el impacto de una actividad milenaria en la economÃa, el patrimonio y el paisaje
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Un homenaje, además de un recorrido por la historia del aceite y su producción en el Bajo Aragón, es lo que recoge la Revista nº15 ‘Al-Qannis’. Está editada por el Taller de ArqueologÃa de Alcañiz y cuenta con 15 artÃculos de investigación y divulgación realizado por 11 colaboradores, algunas de ellas del territorio como la de Alberto Bayod, Fernando Zorrilla o Juan Baseda. El miércoles vio la luz y se presentó en un acto que llenó el Auditorio del Palacio Ardid. Este proyecto comenzó a fraguarse en 2017 y tras algunas vicisitudes como una pandemia de por medio o conseguir los apoyos económicos con los que han cubierto la mitad de costes, ya es una realidad. Está coordinado por el arqueólogo José Antonio Benavente, quien también escribe. «Se trata de valorizar el cultivo del olivo en el Bajo Aragón desde los orÃgenes hasta nuestros dÃas repasando sus diferentes usos, que no solo son culinarios», dice. Uno es el industrial y fue un elemento clave en un momento con auge de la fabricación de jabones. En el libro se aprecia como, además de una cuestión agrÃcola, el aceite ha sido un recurso fundamental en el desarrollo histórico y económico del Bajo Aragón y que ha dejado un legado patrimonial del que poder hacer uso. «Una parte está valorado pero sigue teniendo muchas posibilidades como recurso importante relacionado con el oleoturismo y con la gastronomÃa, por ejemplo». A través de las indagaciones se aprecia la etapa en la que el olivo pasa a cultivarse de una forma que va más allá que el consumo doméstico, es decir, cuando se empieza a tratar como un producto con el que comerciar. «Se puede remontar a época romana, que es cuando se introduce el cultivo del olivo. Lo más antiguo que creemos que hemos encontrado sestarÃa en el Palao de Alcañiz, Tiro de Cañón y en el Cabezo de Alcalá de Azaila en torno al siglo II-I a.C.», añade. Benavente se detiene en un espacio clave como el yacimiento romano Loma del RegadÃo. «Hay una constancia muy evidente y muy clara en Urrea de Gaén de finales del siglo III d.C., y no hay duda de que hay una producción ya muy importante. Lo vemos porque en las excavaciones que hizo el Museo de Teruel se documentaron hasta cinco prensas de viga, que es un número muy importante que en muchos pueblos del Bajo Aragón no se alcanzó hasta la Edad Moderna», dice.