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LA MIRADA SOBRE LOS LÃDERES REVOLUCIONARIOS LATINOAMERICANOS del siglo XIX ha sido especialmente compacta. Con pocas reservas, San MartÃn, O´Higgins y BolÃvar se recortan en el Olimpo de la patria grande. La historia construida en torno a ellos, naturalmente, es deudora de los resultados: las Independencias logradas y de la derrota del Imperio español. Ese final parece haber cincelado sus carreras, donde los conflictos apenas despuntan. Y donde la polÃtica, es decir el ejercicio del poder del que dispusieron y las decisiones que fueron tomando dÃa a dÃa, se adecua a las victorias militares logradas. Sin embargo, cuando se observa aquel presente y no la escritura que la historia hizo de él, esa imagen se astilla.
Y hay un personaje que contribuye por encima de todos para disipar el consenso sobre los Libertadores: José Miguel Carrera, el revolucionario chileno que fue en principio aliado y luego tenaz enemigo. Exiliado en el RÃo de la Plata entre 1814 y 1821, impedido de volver a Chile, Carrera combatió a las tropas realistas y se opuso a los designios de la Logia Lautaro y el régimen de unidad que promovÃan . Esa doble situación, más su indoblegable afán libertario, sus alianzas con Alvear y con los caudillos Francisco RamÃrez y Estanislao López, su carisma y el ejército irregular y las montoneras que le fueron leales, lo convirtieron en un protagonista tan incómodo como peligroso. Fue perseguido, vencido y fusilado por los herederos del poder sanmartiniano, y al enterarse de su muerte, San MartÃn lo llamó “ese monstruoâ€.
Pero fue otra cosa: un singular patriota latinoamericano, que muestra a muchos próceres de la Independencia en facetas casi desconocidas, que resignifican sus carreras. Por tanto, Beatriz Bragoni ha escrito al mismo tiempo una biografÃa ejemplar y un ensayo histórico que saca a la luz tramas ocultas del proceso revolucionario de América latina y problematiza verdades dócilmente aceptadas. Las relaciones con Gran Bretaña y Estados Unidos, la forma disÃmil de incorporar el legado español, los intentos de San MartÃn y O´Higgins de establecer monarquÃa en Chile y en el RÃo de la Plata. El hilo conductor es José Miguel Carrera, pero la imagen resultante de esta obra es la de América latina en armas, conspirativa, independentista y facciosa.