La Corte de Felipe IV (1621-1665) : reconfiguración de la monarquÃa católica, 4.1
De la monarquÃa universal a la monarquÃa católica : la Guerra de los Treinta Años
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Tras la muerte de Felipe II (1598) se inició un proceso con el que se querÃa anular la idea de Monarchia Universalis que defendÃa la MonarquÃa Hispana y a la que aspiraban las élites castellanas. El primer paso consistió en la subordinación de la MonarquÃa a la doctrina polÃtico-religiosa de la Iglesia Católica para lo que fue necesario que una serie de teólogos de renombre fundamentaran esta teorÃa. Esto se acompañó con la pérdida de influencia del monarca español en la curia romana, de manera que las exigencias o favores que se solicitaban al PontÃfice no siempre se alcanzaban (nombramientos de cardenales) como antes, al tiempo que disminuyó la influencia hispana en los cónclaves que elegÃan a los papas. Otro paso fueron las numerosas guerras en las que se vio envuelta la MonarquÃa Hispana en las que se le disputaba su preeminencia polÃtica (Monarchia Universalis). La evolución de las MonarquÃas europeas, cada vez más organizadas administrativamente, más decididamente confesionales y con mayores recursos, provocó que la MonarquÃa Hispana no pudiera hacer frente con éxito a todas ellas, por lo que buscó alianza con el Sacro Imperio, es decir, con la otra rama de la dinastÃa Habsburgo. En el pacto de Oñate de 1617 ambas ramas (Madrid y Viena) se comprometieron a actuar como una sola ante los enemigos europeos. Esto supuso tantos problemas como soluciones: por una parte, los intereses de ambas ramas no siempre coincidieron dada la diferente situación social y geográfica de sus respectivos territorios; por otra parte, esta unión ponÃa como eje de autoridad y actuación a la dinastÃa (recordando al duque Rodolfo como fundador), pero no a la rama de Madrid, que se venÃa atribuyendo (bajo el espÃritu castellano) el tÃtulo de monarca universal.