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La pipa de kif constituye la culminación de la producción lÃrica de Valle-Inclán. Aunque desde el punto cronológico se publicó en 1919, un año antes que El pasajero, existe cierta unanimidad entre los especialistas a la hora de considerar esta obra como la que recoge los últimos versos fijados por el autor (más allá del Réquiem o de algún otro poema aparecido en publicaciones periodÃsticas hoy casi imposibles de localizar). Si alguien se pregunta por qué no publicó más poesÃa durante las dos últimas décadas de su vida, confieso que desconozco la respuesta (no sé si el acreditado espÃritu crÃtico del autor y la constante depuración de su producción literaria son motivos de suficiente peso especÃfico para explicar esta situación).
En La pipa de kif persiste parte de la estética modernista de Valle-Inclán (no en vano el autor fue un declarado admirador de Rubén DarÃo), tanto en la selección de algunos temas como en la musicalidad de determinados poemas. Sin embargo es perceptible que el escritor ha asimilado ya la pertinente dosis de este movimiento artÃstico y se encuentra en vÃas de consolidar una propuesta lÃrica propia en su lenguaje y temática.
A lo largo de los distintos poemas que conforman La pipa de kif percibimos el peso especÃfico del disparate y el esperpento, la inmisericorde crÃtica de la pazguata y mediocre sociedad de la época, las constantes referencias a los bajos fondos y al inframundo que lo conforma (en forma de prostitutas y rufianes, homicidas y verdugos, carteristas y alcahuetasà ).