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Este libro pone de manifiesto la dimensión polÃtica y jurÃdica del lenguaje, profundizando en las relaciones de este con la legitimidad del poder y con las libertades en la comunicación.
En una primera parte se pretende introducir al jurista en el estudio del lenguaje. Para ello se exponen, a modo de fundamentos, algunas elaboraciones de la lingüÃstica, la filosofÃa del lenguaje y el Derecho público.
La segunda parte del estudio analiza el lenguaje como medio para ejercer y justificar el poder, es decir, como vehÃculo del Derecho. Se reflexiona sobre el concepto de legitimidad y sus modalidades, para indagar después en cómo el lenguaje jurÃdico puede favorecer o, por el contrario, debilitar la legitimidad de la organización polÃtica. En relación con ello, se critica la apelación a la objetividad como un "subterfugio" del poder para no justificar las decisiones y se propone un orden de prioridad para las exigencias de precisión, claridad, concreción y concisión en el lenguaje jurÃdico.
La tercera parte, en fin, estudia el lenguaje como objeto de regulación lingüÃstica y jurÃdica, con especial atención a las libertades relativas a la comunicación. Dicha regulación servirÃa para mantener, mediante las Academias, la unidad de la lengua y también cuidar sus reglas propias, su funcionalidad e incluso su belleza. Además, la actividad de ordenación debe, mediante el sistema educativo, evitar que el lenguaje se convierta en una vÃa de adoctrinamiento, como podrÃa suceder al priorizar determinadas formas lingüÃsticas por razones de corrección polÃtica. Teniendo en cuenta un precedente alemán y otro francés, se reflexiona también sobre los medios, finalidades y lÃmites de la actividad estatal de regulación del lenguaje.