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La aceleración de los cambios en los vÃnculos, las nuevas tecnologÃas digitales y la hÃper información nos introducen en un nuevo mundo de novedades y sensaciones continuas, pero también nos van agobiando casi sin darnos cuenta. Simultáneamente, nos vamos atiborrando de objetos pretendiendo alcanzar con ellos un placer que siempre termina escurriéndose de las manos, sin poder distinguir lo importante de lo superfluo. Las múltiples tentaciones modernas nos distraen, a la vez que nos causan momentos de mucha ansiedad.
En este trabajo se intenta trascender los aspectos descriptivos para abordar las posibles causas de este fenómeno, cuya cristalización más acabada es la apologÃa de las imágenes, que se diluyen apenas vistas, pero que a través del celular captan permanentemente nuestra atención.
Asà llegamos al instante cúlmine en que logramos mostrar a los demás la imagen más importante de todas: la de nosotros mismos. Las selfies se han convertido en el mayor exponente del narcisismo individual, pretendiendo de esta manera trascender la simpleza de nuestras vidas, convirtiendo en espectáculo aquello que antes correspondÃa a las esferas más Ãntimas.
Pero la verdad quizás esté en otra parte. Esta reflexión se aborda en el presente ensayo, además de plantear diversos cuestionamientos y análisis sobre la sociedad de consumo y el personalismo que se nos exige ostentar hoy dÃa para ser mejores y más eficientes compradores.