Tu compra
No hay más artículos en su carrito
- Nuevo
$ 26.00
Sin stock
Disponible bajo pedido
Disponible bajo pedido
Añadir al carrito
Y bastante aguanto yo con el peso de mi familia y de la herencia que me han dejado, que no todo es el dinero, Prudencio. Que hay herencia que duele».
En Ventaquemada, bajo la sombra del único naranjo de su finca, Doña Urraca Alcolea se ha sentado a esperar la muerte que, inevitable, sabe que llegará el 15 de octubre. Nadie entiende cómo ni por qué, pero en el pueblo todos cuchichean al respecto. Su hija, Teresa la Ternerona, desapareció sin despedirse, igual que un dÃa lo hicieron su marido, Prudencio, y su padre y su madre. Ahora solo le queda la inocente compañÃa de su nieta Motita, que vigila la casa y riega las tumbas.